La muerte es nuestro destino final. Nuestra única verdad imperecedera que nos acompaña como esa famosa espada de Damocles desde el mismo momento en que nacemos.
Nuestro entorno más animal, y vegetal no le teme a la muerte. Simplemente sucede y su única preocupación es la de sobrevivir en un entorno hostil. Nosotros por el contrario, tenemos todo lo necesario –incluida la formación cultural- para comprender más de cerca el transito al vacio que supone el morir.
Las religiones se encargan de calmar los agónicos ánimos y en algunos casos, uno termina por expirar su vida, con las bendiciones necesarias para el largo viaje al lugar, de donde uno no regresa jamás. Al menos, hasta la fecha poca constancia fehaciente hay sobre el tema.
Sabéis de mi afición a pasear cámara y libreta en mano, dentro de cualquier cementerio. Los considero rincones idóneos para comprender nuestra frágil y efímera existencia. En un campo santo las esperanzas de un mundo mejor, se desvanecen con el polvo en que terminamos convertidos después de un tiempo fallecidos. Sentarme al lado de cientos, miles, millones –en algunos cementerios- de sueños truncados por los azares insospechados de nuestra vida es un acto simbólico de comprensión sobre lo absurdo. Me siento, leo, medito, observo y dejo que los minutos transcurran sin más. Tal como le dije a un viejo amigo mío… “que mejor lugar para morir que en un cementerio”.
La imagen de hoy, es una alegoría simple pero concreta a la muerte. Por un lado tenemos una hoja que no hace mucho estaba completamente viva y hoy en día, carente de savia, ha perdido la batalla por ser perenne. Reposa sobre una vieja plancha ondulada de chapa. Oxidada por el paso del tiempo. Herida de muerte que agoniza, al tiempo que todo sucede a su alrededor. Oxido de hierro. Fortaleza que se convierte también en polvo.
Así somos de volubles y circunstanciales en nuestra existencia. Así terminaremos nuestra vida. Convertidos en polvo o tal vez en cenizas si nos queman. La ventaja de la muerte radica en tener más fragilidad si cabe en nuestro cuerpo. Una vez transformado o transmutado solo hace falta un poco mas de paciencia para que el círculo mágico se cierre.
Esperemos que con un poco de suerte, un golpe de brisa otoñal nos permita volar. Qué por cierto, debe de ser lo más hermoso que le puede pasar a cualquiera. Que magnifico colofón a la existencia de uno, el poder volar. Bonito debe ser ese instante por muy efímero que nos resulte.
Por mi parte, sigo esperando. Sin prisas, claro.
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“Pensamientos con imagen”
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Bon día Jan:
ResponderEliminarAhora viene el Miércoles de Ceniza
e iré a la Iglesia a que me impongan la Ceniza. Es un ritual Cristiano, que nos recuerda esta hora.
Pero yo, pienso lo que escribió Juan Maragall "Que Sigui la Mort una millor Naixença".
Saludos cordiales desde Valencia. Montserrat
Simple pero excelente imagen. Reflexión certera.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vaya escrito apoyado por una imagen doblemente expresiva, Jan, y que nos debería hacer bajar los humos porque, al final, todos acabamos de la misma manera.
ResponderEliminarExcelente, una vez más.
Un fuerte abrazo.
A Salto De Mata
Ningún proceso en la vida es perpetuo, y nosotros, los seres humanos, no somos más que otro proceso, uno minúsculo, casi insignificante, pero que al completarse, da lugar a otro y luego a otro y así hasta completar círculos vitales, que a su vez desencadenan otros procesos necesarios ...
ResponderEliminarBien por tu reflexión y por tan bella fotografía.
Yo tampoco tengo ninguna prisa, prefiero saborear los instantes.
Un abrazo
Magnífica entrada y muy oportuna para leer en el día de mi cumpleaños, que me recuerda que me voy acercando cada año hacia mi fin, por suerte.
ResponderEliminarA mi no me gustan particularmente los cemenerios y a ellos voy unica y exclusivamente por obligación y cuando noblesse oblige, porque contrario a lo que tú crees, he experimentado cosas extrañas particularmente en horas tardías.
Por ejemplo, he sentido como almas atrapadas que no se han podido elevar, me han jalado de las pieeeeeerrrrrrnas...
Un abrazo y, ya que estamos en fecha, brindemos con las copas en alto....¡ por la muerte! y ¡por la vida!
Ay Jan! que te tengo abandonadito últimamente, si es que la tarea me come.
ResponderEliminarem encantan los tonos y la textura de fondo ¿óxido?
Has tocat una tema prou delicat i tabù. Ningú en vols saber rès, ningù vol parlar-ne, i ningú s'atreveix a nombrar-la. I sabem desde la creació del món que allò és el més segur que ens espera. Salud amic Jan.
ResponderEliminarMagnifica publicación, tanto la fotofgrafía como el texto que lo acompaña, el día que aceptemos la muerte como un hecho más en nuestra vida, la forma de pensar y actuar nos va a beneficiar...un saludo
ResponderEliminarLo mejor es vivir un día a la vez y estar agradecido, porque hasta de esta hoja caída hemos aprendido !
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Bueno, yo no tengo prisa: tengo un contrato firmado hasta los 104 años... y con derecho a prórroga!
ResponderEliminarJan, te felicito sinceramente por el hermoso escrito de hoy.
ResponderEliminarMi padre siempre ha dicho que debemos mirar a la muerte como una gran aventura a lo desconocido, como un viaje único en el que nos puede aguardar algo increible.
En teoría todo parece sencillo, luego en la práctica, los momentos de duda y aversión nos inundan.
Yo también considero que meditar en un cementerio (eso sí, al calorcito del sol) no tiene parangón. Paz infinita.
Un abrazo
miedo o curiosidad...da igual no nos vamos a enterar..aunque da que pensar y mucho...comamos el de 5 "j" bañado en tintorro... un abrazo
ResponderEliminarHola Jan, me gusto tu escrito y la fotografía habla por si sola de tu entrada de hoy un placer entrar a tu blog y leerte .
ResponderEliminarUn abrazo de amistad de MA
Aplauso efusiva y sinceramente esta entrada tuya, amigo.
ResponderEliminarLa comparto íntegramente.
Todos capitulamos al nacer. Quizas por ello algunos viejos decian que, en ocasiones, esta vida era una especie de "estafa". Me gustaria comentartelo en privado y contarte el por qué.
Un abrazo enorme, querido Jan.
Yo pienso que la muerte va ha ser un alivio y un deseo, una necesidad más. Como cuando tienes ganas de dormir y te ves vencido. Creo que la religión nos ha metido el miedo y la inseguridad. Lo mejor que nos queda es el recuerdo. Un saludo.
ResponderEliminarCuidadas fotos y certeros comentarios. Blog, mas que excelente. Saludos
ResponderEliminarDebe ser bonito, pero me dio escalofríos.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Saludos.
Excelente acompañamiento de imagen con texto, o viceversa… como es habitual en ti, maestro. Sobre la muerte, es algo a lo que le perdí el respeto, será la costumbre.
ResponderEliminarUn gusto descubrir tu blog y leer tan magnífica entrada.
ResponderEliminarCoincido con todo lo que has escrito.
Un saludo
Por muy inteligentes que nos consideremos, nuestro miedo y respecto a la muerte supera a cualquier otro sentimiento humano.
ResponderEliminarNo es que se piense constantemente en ella, a veces al contrario, nos creemos inmortales, pero si la notamos cerca nos agarramos con todas nuestras fuerzas a la vida (excepto los talibanes...).
La foto me sugiere dulzura y delicadeza.
Un besito!
Muy interesante, tus palabras me han llegado y tus fotografías tambien.
ResponderEliminarUn saludo.
Buenas noches, Jan Puerta:
ResponderEliminar¡Qué bien has resuelto el tema de esta entrada!.
Y la fotografía en colores cobre, preciosa.
Saludos. Gelu
Gracias por tu visita, me gusta lo que veo aquí.
ResponderEliminarUn besazo
Una reflexión acertada que nos coloca en un posición humilde, la que nos corresponde.
ResponderEliminarJan, la fotografía es bellísima.
Sólo la muerte nos da dimensión, querido Jan.
ResponderEliminarla muerte diaria ni la siento jajaja
ResponderEliminarla que espero es la final y en ella desdoblar cada pulso energético en todo el océano sideral...
me gustó la imagen y tu texto
hondo , reflexivo
un besito de luz
Te comentaré que hubo un momento luego de jubilarme a los 60, que me daba miedo morir.
ResponderEliminarQue barbaridad no???
Así que deje que mis sentires lo fueran madurando y depurando.
Hasta que una noche surgio la pregunta?? porque miedo a morir??
Ya habia cumplido con mi parte en este mundo,de ahora en más serán momentos de paz.
Miedo a dejar de ver a los hijos y nietos, que sonsera, mis creencias me dicen que siempre los sentire....donde vaya.
Asi que desde ese dia gozo la vida en cada instante, son suave y delicioso placer de la serenidad, sembrando y dando.
Cariños
Muy profundo...
ResponderEliminarPor eso uno no debería afanar tanto por las cosas de complacer tanto nuestra materia ,sino más bien crecer en lo que es el espíritu , que es lo único que no fenece jamás...ya lo otro bien dices nos convertimos en otra cosa ...pero aún así es de verse que no dejamos de ser...
mis saludos cordiales!
Eres un artista, amigo Jan.
ResponderEliminarComo en el minimalismo Zen eres capaz de expresar con una imagen la impermanencia.
Un fuerte abrazo.
O quizá todo sea cuestion a acercarse al vacio donde el tiempo no tiene dirección y todo existe.
ResponderEliminarSaludos!
Es -con toda seguridad- la única verdad de nuestras vidas y la analogía del vuelo la convierte hasta en hermosa. Pero, como tú bien dices, la esperaremos sin prisas o como yo digo "a su casa llegará cuando llegue".
ResponderEliminarSi esa hoja pudiera, te agradecería haberla hecho inmortal antes de reciclarse.
abrazos ¡artista! :)